Alguna vez te has escuchado o has escuchado a otra persona diciendo “Lo tengo todo, no me falta nada, estoy rodeado de mucha gente, pero la verdad es que me siento solo y vacío!”?
Esta sensación se asemeja a un agujero negro, a un pozo vacío y profundo, a ese dolor en la boca del estómago como si ya fuese medio día y no nos hubiésemos tomado por lo menos una taza de café con un pedazo de pan.
Es difícil poder identificar la causa de ese “vacío”, esto hace más complicado dirigir los esfuerzos para conseguir bienestar y aumenta la sensación de desespero y desasosiego.
Este vacío se convierte en una sensación muy dolorosa y un gran sentimiento de soledad, sientes que hay algo que necesitas para sentirte completo, pero que quizás no sepas qué es, y ese algo es una necesidad de cariño y aprobación.
Algunas personas tratan de apaciguar este sentimiento aumentando su ritmo de trabajo, otros hacen ejercicios de forma desmedida, algunos se refugian en el alcohol, drogas, juegos, otros buscan refugio en relaciones con la esperanza de que otra persona pueda compensar ese vacío emocional y muchos otros solo se atiborran con grandes cantidades de comida.
No podemos obviar este sentimiento o pensar que somos tontos por sentirnos de esta manera, el vacío emocional afecta nuestras expectativas y creencias, nos lleva a un auto concepto negativo y a una necesidad excesiva de dependencia, atención y aprobación de otros.
Es tiempo de abrir la despensa de la cocina interna, mirar en el interior para así identificar que ingredientes le faltan a tu vida, de cuáles te debes deshacer porque ya expiraron o sinceramente son sabores o texturas que no le agradan a tu paladar.
En muchas ocaciones no es fácil hacer esto solo, así que si necesitas apoyo no dudes en buscar un terapeuta calificado en el área, recuerda que solo hacer introspección y reflexión no es suficiente, debemos solucionarlo de raíz.